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La Acupuntura Japonesa

Raíces en la Medicina Tradicional China

La acupuntura japonesa es una evolución refinada de la medicina tradicional china, caracterizada por su enfoque suave, preciso y personalizado. Su historia se remonta al siglo VI, cuando los conocimientos médicos chinos llegaron a Japón junto con el budismo. A lo largo de los siglos, los médicos japoneses desarrollaron un estilo propio, adaptándolo a su cultura y filosofía.

Uno de los aspectos clave de la acupuntura japonesa es su diagnóstico detallado a través de la palpación. A diferencia de la acupuntura china, que se basa en interrogatorios extensos y el análisis del pulso, la japonesa enfatiza la sensación táctil en puntos específicos del cuerpo, lo que permite detectar desequilibrios energéticos con gran precisión.

Las agujas utilizadas en este tipo de acupuntura son más delgadas que las chinas, y su inserción es menos profunda, lo que la convierte en una técnica ideal para personas sensibles o con miedo a las agujas. Además, a menudo se emplean técnicas sin inserción, como la estimulación con moxibustión indirecta o el uso de herramientas como el teishin, una aguja roma que estimula puntos de energía sin penetrar la piel.

Los beneficios de la acupuntura japonesa incluyen la mejora de la circulación sanguínea, la reducción del estrés, el alivio del dolor crónico y el fortalecimiento del sistema inmunológico. Al centrarse en la armonización del flujo de energía (Qi), esta técnica ayuda al cuerpo a recuperar su equilibrio natural y promover la autocuración.

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